Una cocina singular da la bienvenida a este apartamento convertido en pequeño refugio, dispuesto a acoger y a ser cómplice en días de descanso y reunión. A los habituales colores neutros y materiales orgánicos les acompañan puntualmente lacados más intensos que elevan nuestra energía a otro nivel.
Poder combinar estos papeles pintados junto a la cerámica y la carpintería hicieron de todo el proceso algo divertido e ilusionante. El uso de puertas farm en los baños y acristaladas en dormitorio principal con el textil como gran aliado transformó la vivienda por completo.
La luz invadiendo el salón es un fiel reflejo de las personas que lo habitan. Un espacio que invita a la lectura, al estar presente y al no necesitar mucho más que estas paredes para que el refugio se convierta al final en un hogar.