Que lo sencillo es casi siempre lo más bonito es verdad verdadera. Esta cocina es como su dueña; sin artificios y elegante pero con carácter. Amante del mar, de la fotografía y de los espigones que cambian con la luz de los días, la cocina de esta familia no podía tener otros tonos que no fuesen los del mar.
Una necesidad, ¡la luz! Un rincón donde desayunar tranquilo, una gran encimera que le diese amplitud y detalles que al mismo tiempo la hiciesen acogedora, como las paredes empapeladas y los apliques lacados en color.
Así es esta cocina, sencilla y bonita, luminosa y acogedora, estética y muy “de batalla”, ése espacio que se convierte en el que más te gusta de la casa.
Nos llevamos un trocito de tu amor al mar P.











