Viajar a Marrakech es estar abierto a recibir, es adentrarte en unos espacios culturalmente ricos y, siempre que eso ocurre, la inspiración llega por todas partes: en los mercados, en la comida, en la construcción, en los hoteles, en cómo sus habitantes eligen sus persianas o los colores que bañan sus casas. Te llega por los tejidos de sus kaftanes, por las vajillas de sus restaurantes, por los barrios de artesanos y por tantos y tantos sitios más. Quedarte con esos detalles, reposarlos o simplemente vivirlos, hacen que florezcan de nuevo en el momento justo.
En el diseño de interiores, donde los detalles sí tienen importancia, Marrakech nos ha dado mucho, nos ha hecho jugar con texturas, con colores y con formas que nos han permitido conseguir espacios cálidos y con mucho carácter.
Un lugar donde lo sencillo y lo intrincado convive. La arquitectura de Marrakech presenta patrones geométricos y detalles ornamentales que son simplemente impresionantes. Incorporar estos elementos en la decoración puede añadir un toque de sofisticación y arte a los interiores. También lo austero y lo original de las materias, que llevado a una buena combinación de ellas le da presencia al espacio y personalidad en los detalles.
Si la iluminación siempre juega un papel fundamental para el diseño de interiores, en este caso el papel es de absoluto protagonista. Las lámparas y faroles, con sus diseños elaborados, crean una atmósfera cálida. Entremezclados con celosías, ornamentos, el uso de hierro forjado o latón, el vidrio o la cerámica… siempre ofrecen un ambiente acogedor y de recogimiento en el que querer estar.
Recorriendo las ciudades y sus zocos, es inevitable maravillarse con los tejidos, sus bordados y tintes. También con las alfombras que visten los suelos de piedra, las cortinas que abrigan paredes y cojines que queremos traernos para crear los espacios más eclécticos. Sus estampados y bordados artesanales son únicos y pueden ser un gran punto focal.
Es muy común observar el uso de materiales como la madera, la piedra y el hierro forjado en las construcciones marroquíes. Estos elementos no solo son estéticamente agradables y son materiales de larga duración, sino que también aportan una sensación de conexión con la naturaleza que nos apasiona. Identificamos esos materiales como parte fundamental en muchos de nuestros trabajos, por no decir todos. Esta parte tan esencial y tan pura contrasta con los colores vibrantes que nos ofrece esta ciudad. Los terracotas tan comunes en sus paredes, el azul Marjorelle, los rosas y naranjas de sus tintes naturales y textiles, los tonos mostaza de sus especias, los verdes de sus mosaicos, que tanta energía desprenden.
La cultura de Marrakech valora mucho los espacios al aire libre, como patios interiores y terrazas. Incorporar elementos de diseño que fomenten la conexión con el exterior puede hacer que un hogar se sienta más acogedor y relajante. Cuidar los tejidos que usamos en esos espacios al aire libre, rodearnos de vegetación, árboles frutales y seguir haciendo uso de los pavimentos cerámicos de una modo tan vistoso y divertido, combinando formas y colores también son parte de nuestra identidad. Compartimos esa necesidad innata por honrar los espacios en los que la vida transcurre.
Lo más atrayente de Marrakech, sin duda, es el encuentro de culturas que tiene lugar allí y que se refleja en su decoración. Encontramos influencias árabes, andaluzas y africanas, lo que nos permite ser muy versátiles y creativos al mezclar diferentes estilos en un mismo espacio. Y eso no nos puede gustar más.
Fotografía de inspiración: Pinterest / Moodboards materiales: Villa Juana Estudio
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